La Festa da Rosquilla distingue la originalidad de una recreación del monumento francés y recauda 1.260 euros en la subasta
01.04.2013 | 00:00
Un año más, y van 27, la parroquia trasdezana de Abades festeja el Domingo de Pascua con la subasta de las rosquillas que tan famosa han hecho a esta localidad. Como de costumbre, la entrega de premios a la treintena de bolos y su venta fue el punto culminante a una mañana en la que también tuvieron protagonismo los actos religiosos. La misa solemne estuvo acompañada por la Coral de Ponteledesma y la alcaldesa Paula Fernández Pena fue la encargada de realizar la ofrenda. Además, no podía faltar el concierto de la Banda Municipal de Música.
SALOMÉ SOUTELO - SILLEDA A los vecinos de la parroquia silledense de Abades no les hizo falta comprar un billete de avión para viajar durante la Semana Santa. En su tradicional Festa da Rosquilla, el premio a la originalidad recayó en una creación basada en la Torre Eiffel, el monumento más conocido de París y que, justo el 31 de marzo de 1889, se inauguraba con motivo de la Exposición Universal que acogió la capital francesa. Manuel Colmeiro fue el autor de tan hermoso bolo, que en la subasta partió de un precio inicial de 60 euros pero que se adjudicó por 150.
El bolo más original se quedó por debajo del precio que se pagó por el primer premio, un bolo de Casa de Cardoso que superaba los 2,5 kilos y que, partiendo también de 60 euros, alcanzó casi el triple, 170. Como de costumbre, este bolo viajará a Irún, para que se deguste en el restaurante cuyo dueño es oriundo de la parroquia de Martixe, vecina de la de Abades. En cuanto al segundo y tercer premios (un bolo normal, elaborado por Lois, uno de los vecinos más jóvenes de la parroquia, y dos aros engarzados creación de las Rosquilleiras de Abades) se adjudicaron por 70 euros cada uno.
En esta 27ª Festa da Rosquilla tampoco quedó ningún bolo sin vender. La organización recaudó, en total, 1.260 euros que se destinarán a los fondos para nuevas ediciones. El presidente de la asociación vecinal, José Manuel Folla, se mostraba ayer más que satisfecho por cómo resultó la jornada, con la que culminan casi dos semanas de intenso trabajo y en las que se incluyó un taller para aprender a elaborar este postre tan exquisito. "Los vecinos de la zona son los que compran los bolos. Muchas veces se trata de familiares de los propios elaboradores de las rosquillas, que quieren contribuir a que la fiesta perviva". Y tanto que ayudan, porque hubo años en que algún bolo se vendió más cara que un primer premio.
El interés que muestran los vecinos de Abades por continuar con este festejo queda claro si se piensa que había de fondos 1.900 euros del año pasado, y no fue preciso tocar esta reserva para organizar la presente edición.
San Queitán
Folla, al igual que los que luchan por este evento, tiene claro que la Festa da Rosquilla no puede seguir el de la romería de San Queitán (San Caetano), en el lugar de Bazar. Esta se celebraba, años ha, el último domingo de julio. Era una comida campestre con la paella como protagonista que, con el tiempo, se suspendió dejando el testigo a la Festa da Paella, en la parroquia de Cortegada, que también se celebra a finales de julio desde hace 12 años.
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