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jueves, 4 de octubre de 2012

El sueño de volar desde tierra firme

http://www.farodevigo.es/portada-deza-tabeiros-montes/2012/09/21/sueno-volar-tierra-firme/685059.html

El sueño de surcar los cielos, perseguido desde la antigüedad por el ser humano, se ha convertido también en el ansia de José Ramón González, vecino de Merza (Vila de Cruces), quien desde niño atesora réplicas de las aeronaves que han sobrevolado nuestros cielos y de aquellas que todavía lo hacen en la actualidad. Su afición ha convertido su casa en un pequeño museo de la historia de la aviación española con más de un centenar de maquetas de aeromodelismo.

José Ramón sujeta una réplica de un Concorde junto a parte de las maquetas de su colección, ayer, en Merza.  // Bernabé/Javier LalínLAURA MARTÍNEZ - VILA DE CRUCES Alejado del tráfico aéreo de los aeropuertos gallegos, en el corazón de Merza, Vila de Cruces, José Ramón González, conocido por sus vecinos por el sobrenombre de Checha, ha creado su propio aeródromo con una flota aérea que supera el centenar de aviones, aunque en reducidas dimensiones. Desde niño sintió el gusanillo de la aviación, tal y como reconoce, y aunque ya no recuerda cual fue su primer nave, matiza que en sus comienzos se encargaba el mismo de pintar las réplicas de aviones.
En la actualidad, sus maquetas de aeroplanos, aunque no sobrevuelen los cielos, despliegan sus alas en un alarde de vistosidad para quien las observa. Acabados cuidados, que incluso el mismo se ha encargado de personalizar con diminutos grabados, piezas exclusivas que permiten un recorrido histórico por la aviación española debido a su gran predilección por las aeronaves de las compañías nacionales. Así, cuenta con modelos de Iberia como los famosos Boeing 727, veloces y ruidosos, o la línea retro de la compañía pensada para su 80 aniversario, en 2008. También hay espacio en esta particular base de aviación para las compañías como Alitalia o las tan criticadas en los últimos días, Ryanair, o réplicas de las grandes naves que surcan los cielos en la actualidad como el Airbus 380, cuya maqueta alcanza los seis kilos de peso.
La muestra incluye pájaros de hierro que ya no emprenden el vuelo, como el Concorde. Nos muestra dos modelos de la compañía Air France, el más llamativo, rotulado en su totalidad por una casa de refrescos. En esta sección se encuentran también aeronaves de la desaparecida compañía Aviaco. Tampoco podían faltar modelos muy vistos en verano, como los hidroaviones utilizados en la extinción de incendios.
Están presentes incluso los protagonistas de las crónicas negras de la aviación, con una réplica del Spantax, que protagonizara el accidente de Málaga en los años ochenta, o una maqueta de los aviones de American Airlines que sufrieron los atentados del 11S en Nueva York o el Lockheed R7V-1 Super Constellation que se desintegró en pleno vuelo en los años 50 en el Triángulo de las Bermudas.
Atesorar más de cien ejemplares realizados en madera de caoba, resina o metal, ha sido una labor de años que ha supuesto para José Ramón una gran inversión tanto económica como en tiempo por lo que a falta de un museo de la aviación en tierras gallegas, se plantea, a largo plazo, llegar a exponerlos en su propio negocio.

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