La sección de amas de casa dejó todos sus premios en vecinos de A Bandeira. Ganó Leticia García con una de bonito de Burela que marco también el techo de las pujas cotizándose a 400 euros, fue segundo premio Mercedes Pérez que la elaboró con mejillones y piñones y se pago en subasta en 90 euros, y fue tercero José Otero Silva con una de congrio que se vendió en 80 euros.
La Festa da Empanada recuperó el pulso al concurso que elige «as máis sabedeiras». Respaldaron la convocatoria 16 piezas que juzgo un jurado presidido por Julio Mato, de A Culler. Las pujas pusieron nota al fallo del jurado y con ese enfoque la gran ganadora fue una empanada de bonito que alcanzó 400 euros, seguida de la otra ganadora, con cacheira que sumó 350.Noticia da La Voz de Galicia do 19/08/2012
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/deza/2012/08/19/empanadas-bonito-cerdo-ganan-concurso-bandeira/0003_201208D19C5991.htm
La sección de profesionales la ganó con una empanada de carne de cerdo (concretamente de fuciño) Panadería A Xesta de Lalín que tuvo una cotización en subasta de 350 euros. Segundo fue O Refuxio de Merza con una de marisco y verdura, mar y tierra, que se pago en la puja en 75 euros. Y el tercer restaurador premiado fue Panadería Feijoo de Rodeiro por una empanada de torreznos que alcanzo los 80 euros.
El premio a la originalidad lo ganó Mercedes Areán, también de A Bandeira, con una pieza con xoubas rellenas de pimientos de piquillo y jamón ibérico. En subasta se vendió en 100 euros.
Una empanada por gallego
Pero hubo variedad para sorprenderse. Alguna incluía zanahoria, otras espinacas, otra mezclaba conejo con gambas....Ya lo había pronosticado la pregonera, Inés Colmeiro, directora de Larpeiros: «Hai tantos tipos de empanadas como galegos no mundo». La pregonera, que había sido presentada por la alcaldesa Paula Fernández, dejó también buenas perlas para A Bandeira: «Esta festa e especial porque ten misterio, nunca sabes o que hai dentro dunha empanada».
Mientras se cerraba la puja se iba llenando la carballeira donde las peñas que reservaron espacio, en cifra próxima a los diez mil, iban a comenzar una cena pantagruélica.
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